sábado, 20 de agosto de 2011

Capitulo 2 de 38. "Somos neutrales otra vez" Fecha 2 - Campeonato Nacional 2011/2012 Independiente Rivadavia 1 - River Plate 3


Segunda parada del Vía Crucis Federal Riverplatense. Esta vez, Mendoza se presentaba como la primera incursión tierras afuera, aunque resulte un destino bastante conocido de tantos veranos.
Arrancando con la analogía boxistica, el marco que ofrecía el estadio le daba carácter de pelea de fondo de la fecha ( Convengamos que siempre tendra un contendiente fijo, aquel de la esquina blanca y roja ) y todos los ingredientes estaban dados para que sea una contienda plagada de emociones.

De entrada tanto River como su rival salieron a dar golpe por golpe, a raspar, meter e imponer superioridad numérica sobre el otro. Se estudiaban, se medían pero ninguno se atrevía a poner la primera mano. Los mendocinos mantenían contenido el talento de "Chori" Dominguez y de esa manera maniataron y partieron al equipo en dos.

Hasta que a los ocho minutos del primer round, perdón, del primer tiempo, un pase frontal encontró a la defensa mal parada y tras una salida dubitativa de Chichizola, Ferradas se vió libre y sin defensa alguna para conectar el primer gol (pe) del local.

Fueron diez minutos en los que maduró el knock out, River no podía salir de la nebulosa, el equipo estaba nervioso e Independiente progresaba con facilidad hasta nuestro arco. Tranquilamente podríamos haber estado un gol más abajo.

Pero luego de una jugada iniciada en la mitad de la cancha, Aguirre raspando y tocando con criterio para la subida de Abecasis y ahí, la combinación de la sangre joven Millonaria, centro bombeado y Ocampos cabecéo dejando a Ayala a contrapierna de la jugada. Gol. Grito. Desahogo. El peso pesado de la esquina Blanca y Roja, emparejaba el match. y empezaba otra historia.

El partido se igualó, lejos de intercambiar ataques a cara descubierta, River eligió la posesión de la pelota como arma fundamental para manejar a su oponente.

Treinta y nueve minutos. Ni más, ni menos. Carlos Sanchez tomó la globa y con precisión quirúrjica, desnudó el costado frágil de la defensa mendocina, dejando a Cavenaghi mano a mano. La pelota se va larga, el torito amaga elige el centro atrás, se ensucia la jugada, hasta que se limpia y con alma y vida el pelado Aguirre sentencia la remontada. La pelea se da vuelta. El favorito en las apuestas, demostró oficio para pegar en los momentos justos. Las tarjetas indican un marcador de dos a uno.

Entretiempo en el Malvinas Argentinas, y la tribuna de los "neutrales", que de "neutrales" no tienen nada, se desviven en gritos y cánticos. Alentando. Ya sea Norte, Sur, Este y Oeste.

La segunda parte comenzó áspera. Y sobre todo el que más la ligó fue "Chori" Dominguez, que se llevó un par de "Souvenirs" estampados en sus tobillos.

El trámite fue parejo, en ocasiones volvío el golpe por golpe. Nico Domingo se multiplicaba en el centro y el partido se volvió una lucha.

Como el boxeador experimentado, que aguarda el momento preciso para definir su victoria con un golpe certero, River esperó. Y la definición llegó nomás.

Salida del local por la izquierda, pase al ras de la línea de cal y Sanchez, valor fundamental de este nuevo River, pescó la pelota y emprendió la frenética carrera hacia el arco. Miró a su alrededor, levantó la cabeza, y metio la quinta velocidad, para cruzar el remate allá, adonde duele, ese lugar al que los arqueros odian. Es la mano de knock out. Es sentenciar la historia. Es tachar un casillero más y embolsar los tres puntos en el equipaje. Es ver a River dar vuelta un resultado adverso despúes de ¿Cuanto tiempo?.... Mucho.

Final. Los "neutrales" deliran. Y aunque las sensaciones siempre seguirán armándonos un lío, vale el grito, vale el puño levantado del vencedor.

Seguramente faltan detalles por pulir. Pero como no encolumnarse detrás de la conducción del "Chori"?. Como no poner la cabeza para trabar con Aguirre?. Como no levantarse del sillón del living, para ayudarlo en el salto al pibe Ocampos?.

Todo trabajo siempre será mejor, con seis puntos de seis.

Como aquél boxeador que tuvo sus épocas de gloria, y sintió también como sabe el amargo trago de la derrota y la decadencia. River trata paso a paso de librarse de sus demonios, y de permitirse festejar. Permitirse mirar también aquél viejo poster de triunfos añejos.



Permitirse soñar.

Para volver a ser.





(Foto: Gustavo Ortiz.)

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