Neesitabamos un partido de estas características. Después de haber desempolvado fantasmas durante los 90 minutos frente a Atlanta y las dudas previas a poder concretar el triunfo sobre Huracán, se venia un partido clave frente a, para casi la unanimidad del fútbol argentino, el mejor equipo del torneo y el que mejor fútbol desplegaba.
Pues bien, apareció River. Para derrumbar con altas dosis de juego y de testosterona, esa que hace falta en estos partidos comúnmente llamados "bisagra".
Primero River le gano a River. Supero sus fantasmas y esa presión asfixiante y constante, que aun en las victorias (y esta no es la excepción) ponen la lupa sobre el equipo de Matias Almeyda. Párrafo aparte para el DT de River, que una vez mas empezó a ganar desde la planificación un partido que se termino de ejecutar en el compromiso absolutamente indispensable de sus jugadores.
Instituto, ese equipo cordobés que deslumbro a todo el ambiente futbolístico, con armas incuestionablemente nobles, casi logro que muchos periodistas e integrantes del mundillo futbolístico, empezaran sistemáticamente a ningunear a River. Es verdad que muchas veces con argumentos sólidos, proporcionados por el mismo equipo millonario protagonizando pobres actuaciones, pero hipnotizados por el buen juego de "La gloria" , olvidaron por un momento el peso especifico de la camiseta y de los hombres que tenían la banda roja.
Y el encargado de hacerles recobrar la memoria fue el mismo River, que a su vez recupero la suya, mirando hacia las gradas repletas de pasión y sentimiento y entendiendo de que esta cosa llamada "amor por la camiseta".
River se llevo por delante a un Instituto que salvo pequeños pasajes del partido, deambulo por la cancha, apabullado por la presión constante y la continua búsqueda del equipo millonario. Porque Leo Ponzio salio a comerse los chicos crudos (así se ligo una amarilla tempranera). Porque Cirigliano esta recuperando su estatura futbolística y se hizo eje de la salida y la distribución. Porque la defensa planteo una muralla sobre el arco de Vega y jugo uno de sus mejores partidos, aun defendiendo con tres. Porque Carlos Sanchez utilizo productivamente su velocidad y recorrió de cabo a rabo la banda. Porque El Maestrito Gonzalez rompio el cascaron, devolviendo la confianza que Almeyda deposito en el jugando un partido de esos que te aseguran un lugar entre los once. Porque el Chori le aporto picante a su calidad y jugando abierto repunto en su nivel y demostró que puede ser mas util en esa posición. Porque Cavenaghi se puso la ropa de capitán jugando por y para el equipo, dejando el egoísmo natural de un goleador de su categoría, y son tapujos a la hora de asistir a Trezeguet. Porque Trezeguet, que mas se puede agregar de este flaco de zancada elegante, con movimientos tan estéticos, que juega siempre a un toque y que aporta su cuota de sacrificio y de goles importantes, esos que quedaran por siempre en la memoria colectiva del hincha de River, que ya lo ubica entre los destinatarios elegidos de su idolatría. Porque por sobre todas las cosas, y aquí se centra la base de este triunfo, River fue un equipo que mancomuno esfuerzo, que exprimió hasta la ultima gota de sudor y solidaridad para sacar este resultado adelante, sabiendo la importancia del mismo, y lo clave que es para el objetivo final.
RIVER volvió a ser River, y lo hizo en el momento mas oportuno, para que los demás sepan y tengan en cuenta que a pesar de las tormentas, de los malos rendimientos en algunos partidos, este plantel, este cuerpo técnico se encuentra unido y trabajando a destajo para lograr ese objetivo, que ya todos sabemos cual es, que venimos transitando hace ya treinta escalones, que faltan algunos mas y que importantes, pero con esta entrega, con este corazón, con el apoyo emocionante e incomparable del enorme pueblo Riverplatense, todos juntos podamos reconciliar a River con su propia historia.
Que así sea.
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