El escenario elegido finalmente fue el bosque. Mucho se hablo del tema, y lamentablemente la que sufrió las consecuencias fue la gente de River, que recibió apenas 2.500 entradas, cifra exigua teniendo en cuenta la multitud que acompaña al millonario en cualquier punto de nuestro país.
El famoso tridente aparecía en cancha, para tratar de plasmar en el verde césped, todas las presunciones y certezas, sobre su jerarquía.
Partido parejo, trabado. Gimnasia apuraba con vértigo, pelotazos, pero sin criterio. A River le costaba hacer pie en la cancha, dar dos pases seguidos. Trezeguet la tuvo, fallo un cabezazo que en 99 de 100 intentos se cuela en la red.
Todos buscando al Chori, lo de siempre.
Centro a la olla del Lobo, Goux cabecea. Gol. No, el asistente flamea su banderita bicolor y marca la posición adelantada.
El segundo tiempo potenciado por la expulsión de Goux, por un planchazo criminal, que merecía prisión preventiva, fue todo de River. El Pelado metió mano, y lo fue a buscar.
Aguirre por Ocampos. Funes Mori por Vella. Rios por Cavenaghi.
A partir de ahi, River busco siempre, pero sin mucha claridad, y por momentos encontró algo de futbol asociado, del que careció en la primera mitad. La tuvo Trezeguet otra vez, en un cabezazo que paso cerca. La tuvo Aguirre, y en esta increiblemente Monetti "la encontró" y despejo al corner, el triunfo de River.
Cero a cero.
Se regalo un tiempo.
Repasando la alineación inicial.
Surge una certeza: Estamos en deuda.
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