viernes, 28 de septiembre de 2012

Nunca caminaràs solo...




Junio de 1996. La noche caía fría sobre Buenos Aires, pero por dentro el corazón latía a mil por hora, y emanaba un calor inconfundible, ese que produce la pasión. Abrazado por su papa, Juancito escucha en la vieja radio que es verdad, que el cabezazo de Crespo beso la red, que faltan cinco minutos nomas que somos campeones de América. Minutos después Enzo levanta la copa y la ofrenda a las 80.000 almas presentes, y a las millones alrededor del planeta. Juancito mira a su papa, como en forma de agradecimiento por haberle transmitido semejante sentimiento, tan fuerte que no cabía en su pequeño cuerpo de niño.
Junio de 2011. La tarde era fría, aunque el sol radiante abonaba los rezos de millones de hinchas, incrédulos de estar ante semejante cornisa, de estar a un par de pasos nomas del abismo. Abrazado a su hija, Juan grita el gol que a los cinco minutos hacia suponer que la pesadilla se terminaba, que ya esta, que fue un susto, borrón y cuenta nueva. Pero no, el saqueo de River, el dolor de estar tantos años cayendo al vació tenia su fin en el descenso. Un par de minutos antes, Juan entro en su habitación y siguió los instantes finales de la agonía en aquella vieja radio, y mirando al cielo buscando complicidad en la mirada de su viejo, lloró en soledad.
Es así. Para nosotros los de River, los que profesamos esta religión, no hay grises. Nuestra historia toda es un vaivén de emociones, de situaciones, de sube y baja constante. Besamos las mieles de la gloria y sin solución de continuidad, nos encontramos mordiendo el polvo, besando la lona.
Pero hay algo mágico, esta la pasión. Esa que mi viejo me regalo, como una herencia que venia de generación en generación, Y que tendrán los que me sigan también. Esa sensacion de ponerte la banda roja y estar en las nubes, sentir como la emoción te invade cada poro de la piel.
Así como tantos millones, hoy te miro desde acá abajo viejo, sufriéndola. Bancando la parada. Reivindicando eso que me enseñaste cuando ni siquiera sabia leer y escribir, pero sabia decir tres cosas:
Mama, Papa y RIVER.

Feliz día para todos los que como yo llevamos la banda roja tatuada en el corazón.
Y acordate de algo..
NUNCA CAMINARAS SOLO.

1 comentario:

  1. Hola!
    El otro día conocí tu blog escudoteca; hoy, viendo tu perfil encontré este.
    Ese sentimiento hacia River que describís en la nota es el mismo que tengo yo y es tal cual lo decís: es lo más hermoso ponerse esta camiseta tan bella, la sensación que siento al ponermela es increíble.
    Te felicito!
    Abrazo riverplatense.

    Matías

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